Vete más lejos, Alicia.

Marcho Alicia en busca de sí misma, dejo todo atrás, entorno, raíces, su universo.
Alejarse cuesta tanto, lo he vivido. Encontrarse donde no conoces el camino resulta un acto de osadía y valiente estimación de tu vida. Frente a la adversidad es muy complejo hallar satisfacción, puedes transformarte, redefinirte y emprender un vuelo con dirección desconocida, aunque siempre es la misma, ¿libertad?, ¿felicidad?, ¿amor?, ¿luz?,  ¿razón?... no puedo decirlo, depende del viaje, de su causa personal y destino.

El éxito es entonces tan subjetivo, tanto como los motivos.

Ser invadido por la soledad, golpeado por el fracaso, por un inmenso reflejo de cuan diminutos somos, sentirnos encerrados en esa inconmensurabilidad nos llevara a dar de vueltas, avanzar sin sentir que avanzamos, pensar sin saber que pensamos, olvidar que al final somos responsables de nuestros actos, que fuimos en busca de ellos y así, sin más, temer no estar haciendo lo correcto.

Alicia encuentra un aliciente, la compañía necesaria para a la soledad hacer frente, no puedo saber si en el pasado se sintió igual, pero en ese momento fue feliz, su mirada la delataba, así como su sonrisa y la inevitable pasión que desprendía. De pronto, todo parece estar en calma, ha desahogado con un extraño aquello que la aquejaba.

Amanece, los primeros rayos de luz le despiertan y se marcha, es cuestionada por su acto y responde con tanta calma… -Me deja la excursión… continua su viaje hacia la nada.
Marcho Alicia en busca de sí misma… hasta el fin del mundo.

A mi…

Me gusta pensar que regresa.

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