La pelota no se mancha.

Dinero, mercado, rentabilidad, mujeres, corrupción, drogas, escándalo, alcohol, elite… bien podrían ser sinónimos del futbol en la actualidad, sin mencionar que por ser el deporte más seguido en el mundo, representa además un importante distractor social al servicio de las más altas esferas de poder.
Y esto es lo que muchas personas creen y creemos con respecto al futbol, si, me incluyo. Sin embargo y pese a esta apreciación del mercado de piernas, donde se ganan salarios groseros (por lo elevados que son), y la empresa tan exitosa que resulta no solo para los dueños de equipos, sino para los inversionistas, televisoras y otros medios o marcas que le utilizan como plataforma publicitaria bastante eficaz; el futbol es el deporte más hermoso del mundo.

Crecí como muchos otros entre patadas en llanos o simplemente en la calle, donde tabiques hacían de postes y los transeúntes de defensas impenetrables. Entre los regaños y reclamos de vecinos enfurecidos por los fuertes golpes siempre accidentales a sus puertas o ventanas y también en ocasiones en el interminable ruego por que el balón fuera devuelto cuando cruzaba una barda después de un desafortunado chanfle sin sentido, que en su torpe vuelo había causado daños a macetas o solo a la tolerancia de las personas que se negaban quejumbrosos a permitirnos continuar con la cascara.
Agregado a la experiencia de años maravillosos como la infancia y adolescencia, a mis 23 años de edad, he vivido y seguido los mundiales de futbol desde 1994 con aquellos goles de Luis García o Marcelino Bernal, memorables, pasando por Francia 98 y las glorias de Luis Hernández o Cuauhtémoc Blanco, Corea – Japón y la desagradable derrota contra los Yanquis, Alemania y Sudáfrica recientemente. Y me parece no haber visto nada, no estuve cuando Holanda de la mano de Johan Cruyff invento el futbol total, o cuando Pele hacia magia en Suecia 58 a los 17 años para consagrarse como el rey en 1970 en el Azteca y qué decir del año 1986 cuando en el mismo escenario, Diego estallo y se corono campeón del mundo con memorable y hasta antes de Lionel Messi, incomparable habilidad.

En fin, son miles los momentos que ahora se pueden revivir por medio de la tecnología pero que sin duda, vivirlos, sentir las emociones que genera este juego, su belleza, táctica, espontaneidad, su carácter social, sin clases cuando está en la calle, y te sientes en el mejor estadio, piensas estar jugando junto a los grandes, dribles a la banqueta, paredes con cada barda y de repente…

Estas frente a la gloria incomparable de marcar un gol, disparas, está dentro y debes correr a alcanzar al balón por la pendiente de tu calle como parte del emocionante festejo.

Comentarios